El suelo especial es aquel que, por unos motivos u otros, se ha formado en condiciones raras o que por el factor de su degradación se ha convertido en suelo inerte o suelo muy castigado por las condiciones ambientales.
Sabiendo la importancia de los árboles fijadores de nitrógeno para la rehabilitación de suelos degradados, tenemos que tener en cuenta, que estas técnicas no están desprovistas de limitaciones y potenciales peligros.
La utilización de especies no autóctonas corre el riesgo de transformarse en plagas invasoras; por poner un ejemplo. Así que estudiaremos bien el trabajo que vamos a desempeñar para no tener sorpresas inesperadas.
Rehabilitación de suelos con otras formas de degradación.
Suelos minerales.
Los suelos minerales brutos están casi desprovistos de humus y tienen poca o nula actividad biológica.
Quizás la mejor forma de utilización de estos suelos sea la forestación (1), ya que los árboles se adaptan bien a las características de estos suelos, estabilizados y protegiendolos contra la erosión.
Se recomienda (1) primero instalar una cubierta herbácea –resistente a la movilidad del sustrato y a la carencia de nitrógeno- luego una arbustiva y finalmente un bosque; de este modo en algunos años se formará un horizonte superficial humífero.
Especies que crecen bien en suelos minerales son Alnus rubra (2), Casuarina spp. (3) y Myrica rubra (4).
Un experimento con Acacia auriculiformis y Pinus kesiya Royle ex Gordon en suelos minerales de Filipinas mostró mejora en la población de macrofauna y en las propiedades físicas del suelo bajo Acacia a costa de la disminución del contenido de nutrientes (carbono, nitrógeno, fósforo disponible y calcio) bajo ambas plantaciones (5).
Suelos superficiales.
Los suelos superficiales o poco profundos presentan inconvenientes para el crecimiento de árboles, afectando la profundidad alcanzada por las raíces y la cantidad de agua disponible (6).
Acacia auriculiformis crece bien en suelos poco profundos debido a su sistema radicular extendido superficialmente (6).
Varias especies de Acacia (A. holosericea, A. aulacocarpa, A.crassicarpa, A. mangium) crecen bien en suelos superficiales siempre que la humedad sea suficiente (7).
Gleditsia triacanthos (acacia negra) crece bien en suelos superficiales y rocosos del sur de Francia (8).
Adenanthera pavonina y Alnus acuminata crecen bien tanto en suelos profundos como en superficiales (9).
Suelos enterrados.
Los suelos enterrados son aquellos donde sedimentos poco fértiles provenientes de zonas altas erosionadas cubren suelos fértiles.
Los sedimentos pueden originarse en erupciones volcánicas, en deslizamientos de tierra durante grandes lluvias o por tormentas de viento y polvo provenientes de zonas erosionadas.
Alnus glutinosa, Casuarina spp., Elaeagnus angustifolia y Prosopis cineraria se usan para estabilizar depósitos recientes en áreas con deslizamientos de tierra o actividad volcánica (10).
Los alisos se emplean como rutina para estabilizar depósitos recientes en casos de inundaciones y avalanchas en Europa (11).
Prosopis cineraria puede tolerar enterramientos periódicos (12).
Algunos AFN pueden usarse como cortinas de protección («shelterbelts») contra vientos cargados de polvo y arena que amenazan enterrar tierras productivas o construcciones humanas, como Casuarina cunninghamiana, C. equisetifolia (en China, Senegal, India y Túnez), C. glauca (en Egipto, Túnez, Israel y Yemen), C. oligodon (Papua-Nueva Guinea) y C. junghuhniana (13).
También se usan con este propósito Acacia nilotica, Acacia tortilis, Albizia lebbeck, Albizia saman, Dalbergia sissoo y Leucaena spp.
Incendios de bosques y de pastos.
Los incendios, ya sean intencionales o accidentales, producen cambios en la humedad del suelo, aumento del pH, menor actividad microbiana, altas pérdidas de carbono, nitrógeno y azufre por volatilización y mineralización de fósforo, calcio, magnesio y potasio.
Estos últimos se transforman en cenizas las cuales, excepto fósforo, son susceptibles de pérdida en el perfil del suelo por percolación y lixiviación (14).
La acumulación de iones básicos en la ceniza causa una fuerte pero temporaria fertilización del terreno, pero al poco tiempo se produce una abrupta declinación de las propiedades químicas.
Muchos AFN son resistentes al fuego y pueden utilizarse como cortinas de protección contra incendios.
Alnus rubra protege de incendios a coníferas adyacentes ya que su corteza es resistente al fuego y forma pocos residuos combustibles (15).
Acacia mangium se suele plantar a lo largo de carreteras en Sumatra para impedir la extensión de los incendios debido a su rápido crecimiento y a su corona cerrada (16).
Mimosa scabrella se establece en el estado de Paraná (Brasil) donde bosques nativos de araucaria han sido cortados y quemados (17).
En una plantación de 18 meses de Acacia mangium en Indonesia dañada accidentalmente por un incendio de pastos, se observó que los árboles con diámetro a la altura de pecho menor a 4 cm murieron mientras que los de más de 7 cm pudieron sobrevivir (18).
Allocasuarina littoralis y A. tortuosa se regeneran vegetativamente luego de incendios (19).
Otras especies tolerantes al fuego son Acacia leucophloea, Acacia crassicarpa, Acacia mangium, Albizia lebbeck, Allocasuarina decaisneana y Erythrina variegata (20).
Suelos dominados por malezas.
Los árboles suelen ser susceptibles frente a la competencia con malezas debido a que su sistema radicular (preparado para la supervivencia a largo término) es menos denso que el de las hierbas, con lo cual tienen menor acceso a los nutrientes móviles del suelo y entonces su establecimiento en terrenos dominados por malezas es difícil (21).
Imperata cilíndrica (L.) Beauv. es una maleza de raíz profunda, con rizomas bien desarrollados, muy agresiva y muy difícil de controlar, que rebrota vigorosamente luego de incendios o en períodos de barbecho demasiado breves.
La rehabilitación de terrenos dominados por Imperata, si es posible, es costosa y los planes de reforestación generalmente fracasan o son antieconómicos (22).
Algunos AFN, especialmente los de canopea cerrada y corona ancha, son eficaces para controlar malezas en suelos pobres, eliminándolas por su sombra o por la capa de hojarasca.
La inoculación con rizobios y con hongos endomicorrícos mejoraría el establecimiento y el crecimiento temprano de estos árboles (21)
Gliricidia sepium crece bien en pastizales degradados dominados por Imperata cilíndrica y Themeda triandra Forssk. en Filipinas, reportándose una buena respuesta a la inoculación con rizobios (23).
Flemingia macrophyla e Inga edulis se usan en control de malezas, ya que sus hojas son de lenta descomposición y la capa de hojarasca previene la germinación de semillas de malezas (17).
El mantillo de hojarasca es eficiente para controlar malezas mientras permanece en el suelo sin descomponerse ya que previene la germinación de semillas de malezas anuales, este tipo de control no seria efectivo para malezas propagadas vegetativamente.
Son mejores las especies que generen capas gruesas de hojarasca de lenta descomposición; la morfología de la hoja es también importante en el sentido que el mantillo no sea fácilmente arrastrable por el viento y permanezca junto al tronco el mayor tiempo posible (Kintomo et al., 1995).
Se ha reportado que para un mejor control de malezas las combinaciones de leguminosas herbáceas y arbóreas funcionan mejor que establecer solo árboles o solo plantas (24), y que las interplantaciones de árboles fijadores con no fijadores lo hacen mejor que estos últimos en plantaciones puras (25).
En campos dominados por Imperata en Nigeria, una densa canopea sin poda de Gliricidia sepium que persista unos 8 o 9 meses del año suprime la maleza por sombra durante un periodo de barbecho de 2 a 3 años (26).
Dos experimentos realizados en suelos pobres y ácidos de Indonesia dominados por Imperata cilindrica, muestran un buen potencial de las acacias para competir con malezas, principalmente las especies A. mangium, A. auriculiformis, A. cincinnata, A, crassicarpa y A. leptocarpa (27).
Otras especies tolerantes a la competencia con malezas son Elaeagnus umbelata, Flemingia congesta, Indigofera teysmanni, Sesbania sesban y Sesbania formosa (28).
Bibliografía consultada
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