La caducidad de las semillas y su latencia de germinación.

En la naturaleza, las semillas presentan diferentes promedios de vida. Algunas, en especial las semillas carnosas, mueren muy rápidamente, de modo que deben plantarse tan pronto como maduren. Otras, particularmente las semillas secas, como las de las judías o los tomates, pueden guardarse hasta diez años.

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Un correcto almacenamiento, a oscuras, sin humedad y a una temperatura por debajo de los 4ºC, puede preservar su viabilidad. La exposición a temperaturas más altas o un aumento de la humedad podría utilizarlas o favorecer una germinación prematura.

Período de latencia de las semillas.

Caducidad de las semillas - Germinados

Las semillas permanecen inactivas hasta que se dan las condiciones adecuadas para germinar, es decir, una buena temperatura, así como cierto grado de humedad y en algunos casos, de luz.

Si estas condiciones están presentes. Una semilla que no esté en período de latencia germinará tan pronto como hará absorbido la cantidad de agua necesaria.

En zonas con veranos cálidos e inviernos fríos, o en lugares donde se da una alternancia de estaciones secas y húmedas, la latencia evita que las semillas germinen nada más madurar. Al final de su fase de desarrollo las plántulas se morirían a causa del frío, el calor o la sequía.

La latencia también permite retrasar la germinación de las semillas con el fin de reducir la competitividad entre los vástagos.

Normalmente, el período de la latencia de las semillas se consigue por diversos medios, entre ellos el recubrimiento de la semilla con una cáscara dura llamada pericarpo, o bien la inmadurez o la inhibición química del embrión.

Dependiendo del grado de persistencia del período de inactividad, se habla de latencia ligera, intermedia o intensa.

Los jardineros pueden superar el período de latencia de diferentes maneras. En todo caso, es importante que las semillas, una vez preparadas para la geminación, se mantengan estables. Cualquier cambio en las condiciones, como un incremento del calor, sequedad o pérdida de oxígeno, comportará un nuevo período de latencia extremadamente difícil de romper.

Latencia de las cubiertas de las semillas.

Algunas cubiertas de semilla presentan una impermeabilidad que se ve disminuida gradualmente por las bajas temperaturas hasta que, finalmente, acaban cayendo por la acción de las bacterias y los hongos del suelo.

Puesto que una semilla no germina hasta absorbido cierto grado de humedad, la sequedad de la cubierta de la semilla cuando está madura también produce inactividad.

La escarificación o degradación física de la cubierta de la semilla permite que la humedad alcance al embrión.

Esto puede lograrse frotando las semillas contra una superficie abrasiva como papel de lija. En el caso de las semillas grandes se rompen con una navaja. Manipulé solo una zona pequeña y procura no dañar las semillas.

A nivel industrial, las semillas se tratan con ácido, pero este método resulta demasiado peligroso para un jardinero.

Recoger las semillas tan pronto como alcanza su máximo desarrollo (pero al principio del desarrollo de la cubierta de la semilla) reduce el tiempo de descomposición de la cubierta, de forma que la germinación es más segura.

Las semillas de las prímulas germinan casi de inmediato si se siembran nada más alcanzar su grado máximo de madurez. Cuando se secan tarda mucho más en germinar y liberarse de la vaina de forma natural.

Si dejamos las semillas del carpe (Capinus betelus) en el árbol hasta mediados de invierno, la cubierta de la semilla se endurecerá y la germinación se retrasará de 2 a 3 años.

Las semillas que presentan una película impermeable en la cubierta, como las de Gleditsia y Fremontodendron, pueden sumergirse el agua caliente. Está extraerá la capa impermeable, permitiendo que la semilla absorba el agua.

Someter las semillas a un cambio de temperatura –proceso denominado estratificación– bien sea antes o después de la siembra, es la opción más sencilla y con frecuencia la más efectiva, ya que intenta emular el proceso natural.

Las semillas de las plantas alpinas, los árboles resistentes y algunos arbustos responden bien a este tratamiento.

El periodo de enfriamiento depende de la resistencia de latencia. Las semillas con una actividad ligera podrían necesitar entre 3 y 4 semanas, la de Intermedia necesitan de 4 a 8 semanas y las de inactividad profunda entre 8 y 20.

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Latencia del embrión.

En algunas plantas, como las orquídeas, el acebo (Ilex) y algunos arbustos del género Viburnum, cuando la semilla madura el embrión aún no ha alcanzado el pleno desarrollo, lo cual da lugar a una latencia compleja.

Tras la dispersión, las semillas con embriones rudimentarios o inmaduros no germinarán hasta el posterior desarrollo del embrión. Normalmente, esto se puede lograr sometiendo durante 60 días las semillas a una temperatura de 20 ºC, como ocurre durante el primer verano, tras la dispersión de semillas maduras, en su medio natural.

Una vez el embrión ha madurado totalmente, la germinación puede continuar, aunque algunas semillas también pueden presentar una latencia química o de cubierta, como las de Fraxinus excelsior o las peonías.

Estas condiciones se alcanzan manteniendo, por medios naturales o artificiales, las semillas a 1 – 2 ºC de ocho a veinte semanas para que germinen durante la segunda primavera.

Caducidad de las semillas - Cocos germinando

Latencia química.

Las semillas contenidas en frutos carnosos, como los de Magnolia, rosa o Sorbus, con frecuencia ven inhibida la germinación por un agente químico situado en la cubierta de la semilla, qué, por lo general, se degrada cuando pasa por el tramo digestivo del animal.

Para superar está latencia, debe separarse la pulpa de las semillas antes de que maduren.

Algunas semillas son incitadas a germinar mediante sustancias químicas causadas por el humo, fenómeno que tiene lugar en regiones en donde abundan los incendios forestales, cómo Australia y Sudáfrica.

Las sustancias contenidas en el humo provocan la germinación de las semillas una vez quemadas las plantas existentes, con lo que se reduce la competitividad entre las plántulas.

En el pasado, algunas semillas se trataban por calor directo, e incluso en la actualidad es posible someter a la acción del humo semillas difíciles de germinar sin calor o sin someterlas a soluciones químicas.

El fuego también actúa rompiendo o dañando las duras cubiertas de algunas semillas, como las de mimosa (Acacia), Con lo que se facilitan la germinación.

Consejos útiles.

Par tener éxito en la germinación de las semillas se puede hacer un tratamiento de frió, por ejemplo; metiendolas en el frigorífico (no en el congelador) una par de semanas antes de la siembra en semillero. Así, obtendremos un cambio de temperatura y niveles de humedad perfecto a la hora de germinar.

Otra opción es remojar las semillas en una solución nutritiva (hormonas enraizamiento, solución micorrizas o algún biol) por algunas horas, así mejoraremos la nutrición de la misma para que crezca mas rápidamente.

También nos podemos ayudar de camas calientes, algún aparato casero para la germinación (botellas plásticas, cables calentadores, etc.) o germinadores profesionales disponibles en el mercado..

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